La muerte de Marat: el asesino asesinado

21 febrero 2014




El 13 de julio de 1793 es asesinado Jean-Paul Marat, célebre escritor revolucionario francés, mientras se encontraba tomando un baño, algo muy habitual puesto que tenía una grave enfermedad de la piel que le causaba intensos dolores.
Su asesina fue la activista conocida como Charlotte Corday, que según cuentan consiguió acceder hasta él con la excusa de entregarle una lista de presuntos opositores a la patria, momento que aprovechó para matarlo.
La última imagen que tenemos de este personaje viene marcada por el retrato idealizado que hizo su amigo y pintor neoclásico Jacques-Louis David. En la escena, su figura aparece inerte, pálida y recostada dentro de su bañera, sin signos de la enfermedad cutánea que sufría, justo en el momento de morir mientras entre sus manos todavía sujeta la pluma con la que acaba de terminar una última carta, quizás una nueva lista de enemigos de la revolución. Durante los últimos meses de vida, Marat pasaba muchas horas intentando soportar el dolor tomando baños de agua fría y era allí donde trabajaba diariamente.

File:Charlotte Corday.jpg
Charlotte Corday .Paul Jacques Aimé Baudry,1860.
Su muerte fue planificada a conciencia y supuso un duro golpe para el partido jacobino del que era miembro. Marat se había convertido en un fiel defensor e impulsor de la etapa más reaccionaria de la revolución: El Terror,y con ello se había ganado el odio de muchos enemigos dentro de Francia.
La imagen de un cadáver joven y bello como lo presentó David en su cuadro, no tenía mucho que ver con el personaje real porque sabemos que era un hombre de fuerte carácter, incluso violento, que utilizó sus escritos para condenar duramente a cualquiera que estuviera en contra de los ideales revolucionarios. 
Conocido por su afilada escritura, sus publicaciones en el periódico L´Ami du peuple, se convertían en sentencia de muerte y listas negras donde identificaba a los que él consideraba enemigos de la patria. Todos temían a Marat, sus palabras eran infalibles y muchos de ellos terminaba ajusticiados en la guillontina en poco tiempo.
Una de las acusaciones más famosas e injustas que realizó fue contra Lavoisier, considerado padre de la química moderna, que finalmente terminaría condenado a muerte.
File:David - Portrait of Monsieur Lavoisier and His Wife.jpg
Retrato del señor Lavoisier y su esposa. J-Louis David, 1788
En el desenlace de esta historia se mezclan los celos profesionales, la venganza y la lucha ideológica. 
Marat que había estudiado medicina e incluso ejerció la profesion durante un tiempo, realizó algunos experimentos sobre las propiedades curativas de la electricidad pero se sentía rechazado pora la Academia de las Ciencias de Francia por no haber publicado una de sus obras. Lavoisier era miembro de esta academia y también de la Fermé Generale, institución encargada de la recaudación de impuestos en Francia, que en aquellos tiempos revolucionarios no gozaba de buena fama.
La rivalidad entre ambos autores era públicamente conocida, y pronto el escritor jacobino comenzó a acusar al científico de enriquecerse a costa del pueblo y de intrigar contra la República. Para muchos, Lavoisier era un símbolo del antiguo régimen, representaba la antigua aristocracia acaparadora y terrateniente, es decir todo aquello por lo que había luchado la revolución y que era necesario destruir.
Incluso muerto Marat, las terribles acusaciones que hizo contra él terminaron llevándolo ante el patíbulo en 1794. Según cuentan algunos textos, el tribunal que lo había juzgado declaró que: "La República no necestia de sabios ni químicos, el curso de la justicia no debe parar".Fue llevado a la Plaza de la Revolución junto a otros miembros de la Fermé Generale y su cuerpo fue arrojado a una fosa común. 
Sin embargo, la injusticia de su muerte no hizo olvidar su legado, las voces contra su ejecución se escucharon pronto como hiciera el matemático Lagrange, que con sus palabras resumía un sentimiento general... “se tardó solo un instante en cortarle la cabeza, y quizá no basten cien años para que surja otra igual”.
Pero los excesos cometidos durante la etapa de El Terror, pronto condenaron al gobierno y a sus defensores al fracaso, haciendo que muchos de ellos terminaran pasando por la guillotina. 
Quizás la muerte de Lavoisier pudo haberse evitado pero se ha convertido en el peor ejemplo de la irracionalidad política.



Fuente:
www.sinc.es 
www.publico.es 
Imágenes: Wikipedia Creativ Commons




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