Irena Sendler falleció el 12 de mayo de 2008 en Varsovia a los 98 años de edad. Podía haber sido una muerte más de una anciana desconocida pero no es así, con ella muere una parte de la terrible historia de Europa escrita entre sus arrugas.
Esta anciana de cara entrañable que nos muestra la fotografía, en realidad fue una fiel activista de la resistencia contra los nazis durante la IIª Guerra Mundial. Gracias a ella 2.500 niños lograron escapar de los campos de concentración aunque su historia ha permanecido oculta durante largo tiempo.
En cambio, todos recordamos a Oskar Schindler, el empresario alemán que salvó la vida
de cientos de judíos empleándolos en sus ruinosas empresas cuyo relato Steven Spielberg reflejó fielmente en su oscarizada película "La lista de Schindler".
Como en otras ocasiones, la historia "se olvida" de las mujeres...
Pero en realidad, Irena arriesgó su vida en una Varsovia ocupada por los nazis y entre sus mayores hazañas, por la que
estaba considerada como una heroína en su país, fue la de sacar del gueto
de Varsovia a unos 2.500 niños judíos evitando que llegaran a los campos de concentración nazis.
Nuestra heroína, nace en febrero de 1910 y pasa su juventud trabajando como asistente social con familias pobres judías antes de la
ocupación alemana de la ciudad. Sabemos, que desde el otoño de 1940 comenzó a arriesgar su vida llevando alimentos, ropa y medicinas a los judíos hacinados en el gueto de la capital. En total había unos 450.000 judíos, la mayoría de ellos, fueron trasladados a campos de concentración de Treblinka donde murieron.
A finales de 1942, Irena se unió a la resistencia contra los nazis y fue entonces cuando comenzó a sacar clandestinamente a niños judíos del
gueto. Lo hizo durante varios años y de las formas más inverosímiles, los encondían en maletas o en camiones de basura.
Su objetivo era entregarlos a familias católicas y conventos evitando así que terminaran sus días en los terribles campos de
concentración.
Hemos sabido ahora que para salvaguardar la seguridad de los niños,
escondía sus nombres y sus nuevas identidades en botes de conserva que
enterraba bajo un manzano cercano a su casa.
Su trama fue descubierta
por la Gestapo, fue arrestada y condenada a muerte. Le rompieron los pies y las piernas, pero no
lograron que les revelase el paradero de los niños que había escondido
ni la identidad de sus colaboradores. Sin embargo pudo ser rescatada por unos residentes polacos justo antes de que se cumpliera la sentencia.
Con el final de la guerra, se desenterraron los
2.500 botes escondidos bajo el manzano y los 2.500 niños rescatados del
gueto recuperaron sus identidades olvidadas.
La gran mayoría había perdido a sus padres, así que muchos fueron enviados con otros familiares o se quedaron con familias polacas.
La gran mayoría había perdido a sus padres, así que muchos fueron enviados con otros familiares o se quedaron con familias polacas.
Con la llegada del comunismo su historia quedó olvidada. Irena continuó trabajando
con otra identidad encargandose entonces de la
supervisión de orfanatos y asilos en Varsovia.
Pese a su increíble labor, su historia permaneció oculta durante el régimen comunista hasta que unos estudiantes estadounidenses de la universidad de Pittsburg (Kansas) la descubrieron al mundo gracias a un trabajo sobre los héroes del Holocausto.
El memorial israelí del Holocausto, el Yad
Vashem, le concedió en 1965 el título de Justa entre las Naciones, que
otorga a los gentiles que contribuyeron a salvar a judíos. Y por su labor, fue propuesta en 2007 para
recibir el premio Nobel de la Paz, que finalmente fue a parar al
norteamericano Al Gore.
Nunca pidió un reconocimiento porque según sus propias palabras la educaron en la idea de: "hay que salvar al que se ahoga, sin tener en cuenta su religión o su nacionalidad"
Basado en:
-Artículo publicado en EL PAÍS el 12/05/2008
-«La madre de los niños del Holocausto» (Editorial Muza), de Anna Mieszkwoska.
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